El éxito o el fracaso de una marca está signado por un sinfín de decisiones que la empresa toma desde el inicio. A continuación, compartimos estos ejemplos de una mala imagen corporativa tanto en marketing como en comunicación. ¡A no repetir!
1. El problema de no saber de qué estás hecho
Muchas veces insistimos en este blog en la importancia de realizar una investigación de mercado previa a todo lanzamiento. Pero, por sobre todo, es indiscutible que toda empresa debe conocer en detalle su propio producto. El caso de la francesa Findus es un claro ejemplo de los riesgos de no saber lo que estamos vendiendo ni en qué contexto.
Resulta que la empresa se enteró de que vendía productos congelados con carne de cabello en Reino Unido a partir de un control alimentario en algunos supermercados. Al recibir críticas por sus ingredientes, en primera instancia, la firma lo negó y alegó un error de etiquetado.
No obstante, al hacer una pesquisa sobre el origen del alimento resultó que los cuestionamientos recibidos aparentemente eran ciertos. La compañía trató de surfear el problema denunciando a su proveedora, pero el daño ya estaba hecho.
2. Un mal logo puede hundirnos antes de despegar
La decisión sobre cómo vamos a presentar gráficamente nuestra marca es tan importante como nuestro producto. El logo es la herramienta para que nos reconozcan en el mercado y ganar memorabilidad.
Es el sello que dirá que somos nosotros y que ese producto lleva nuestra filosofía y nuestra calidad. Un error en la insignia de nuestra compañía puede provocar mucho más que un dolor de cabeza.
Un ejemplo muy ilustrativo es la intención de rebranding que realizó la marca de chocolates Hershey’s que en 2014 al rediseñar su logo para simplificar la imagen y brindar mayor reproductividad. Sin embargo, la versión minimalista de su producto, lejos de parecer moderno e innovador, fue recibido por los consumidores con comparaciones a una pila de excremento.
3. Crunch y un error absurdo de insensibilidad
La historia de Nestlé en publicidad en diferentes soportes ha dejado varias enseñanzas sobre lo que debemos y no debemos hacer en materia de marketing.
Un caso emblemático fue el incorregible error del community manager que al difundirse la noticia de 43 estudiantes asesinados en Ayotzinapa, México. En este contexto, el perfil de Twitter se publicó: “A los de ayotzinapa les dieron Crunch”.
Al prenderse fuego las redes sociales, la marca borró rápidamente el desafortunado comentario y pidió disculpas. Tiempo después justificó el mensaje con una supuesta vulneración de seguridad de la cuenta de microblogging. ¿Les creemos? Lo dicho ya está.
Con el boom de las redes sociales las crisis de imagen corporativa corren el riesgo de perder sus límites geográficos y una mala decisión puede ser viral y mundial. Por ello, lo mejor es siempre ¡pensar bien antes de actuar!