Tener una mala imagen corporativa puede acarrear graves problemas financieros en una empresa e incluso su desaparición. Esta representa “la opinión e imagen mental” que tienen los usuarios y el público en general sobre una compañía, sus productos, directivos y empleados.
La mala imagen corporativa se genera cuando hay ausencia o mala comunicación. Cuando se produce una crisis de comunicación en una empresa, lo que se afectará directamente es la rentabilidad, además de la confiabilidad.
El 40% de los negocios no logran sobrevivir a una crisis, y más del 60% cierran en los siguientes dos años después de haber tenido un evento crítico, según el Departamento de Comercio de Estados Unidos.
Cualquier error en el manejo de la reputación de una empresa se traducirá en un daño económico, sea un imprevisto o no. Actualmente el público en general tiene opinión formada de una empresa y lo expresa a través de las redes sociales. Cualquier error se puede viralizar y generar una imagen corporativa negativa.
Cómo evitar la crisis generada por una mala imagen corporativa
Una crisis llega sin dar aviso, casi siempre por un imprevisto. Por ello las empresas desarrollan planes para hacer frente a las crisis y tratar de reconstruir una nueva imagen corporativa y que esto no dañe sus estrategias de branding.
Prevención y manejo de la crisis:
- Contar con un plan de crisis es prioritario.
- Estudiar cuales son las debilidades de la empresa y cuáles los problemas que se pueden enfrentar, e inventariarlos. De esta forma se sabrá qué hacer en caso de que ocurran.
Manejo de la crisis
Los puntos a tener en cuenta para revertir la situación son:
- Como primer medida respetar los medios de comunicación.
- Hacer el descargo correspondiente.
- Asumir la postura de la empresa ante el suceso, es decir la responsabilidad, en forma inmediata.
- Informar a los empleados la postura de la empresa, porque ellos son la imagen de la empresa ante el público.
Recuperación después de la crisis
Se debe hacer un estudio sobre qué consecuencias dejó la crisis y el impacto que tuvo ante la marca, el producto, la imagen y la reputación. Además a través de la publicidad se le puede dar a los clientes razones suficientes para seguir confiando en los productos de la empresa.
Como conclusión, el activo más importante que tiene una empresa, es su reputación y su imagen corporativa. Pero esta puede ser atacada actualmente tan solo con un “clic”. Se debe prestar atención, ya que construir una imagen puede llevar toda una vida y destruirla, unos pocos segundos.