Cuando trabajamos en una estrategia de marketing, una de las preguntas claves para idear nuestro posicionamiento en el mercado es definir con claridad quiénes son nuestros competidores.
Una vez reconocidos, debemos saber qué están haciendo, y cómo aprovecharlos. Veamos el caso del branding de Coca Cola vs. Pepsi, cómo la rivalidad terminó constituyendo un éxito de campaña.
Primero que nada, para definir competencia, tenemos que entender que representa toda aquella empresa que ofrece productos y/o servicios que responden a las mismas necesidades de los usuarios que nuestros bienes comercializados y/o que tienen la potencialidad de sustituirlos.
Quién ha hecho “la prueba del sabor” podrá afirmar cuál producto le gusta más o si Coca Cola y Pepsi son similares, pero lo que realmente las diferencia es su branding y el valor agregado a la marca.
Diferentes versiones apuntan que fue justamente Pepsi quien desató la guerra de marcas a través de sus campañas por conquistar al consumidor de su competencia ya consagrada en el mercado.
Según el documental “Coca Cola Vs. Pepsi, Guerra de Titanes”, la primera gran batalla se dio en la depresión de los años treinta cuando la segunda marca se enfocó en el precio y ofreció el doble del producto por el mismo valor.
De esta forma, Pepsi se popularizó como “la bebida de los pobres, blancos y negros”. Coca Cola, en vez de sumarse a la batalla por ganar mercado con los efectos de la crisis, hizo lo contrario.
Los esfuerzos del gigante de las gaseosas se concentraron en asociarse al consumo y la felicidad y lanzó la reversión del Papa Noel que todos conocemos hoy, vestido de rojo y alegre. De esta forma, Coca Cola reafirmó su mensaje de bienestar y consumo, aún en tiempos de crisis, la idea fue alejarse de las preocupaciones económicas.
Coca Cola logró una gran expansión durante la Segunda Guerra Mundial al ser “la bebida de los soldados” mientras que Pepsi redefinió su logo con los colores de la bandera de los EEUU en apoyo a las tropas estadounidenses.
En los ‘70, la rivalidad se desató en el duelo cara a cara que propuso el “desafío Pepsi” en un test ciego de sabores, buscando que el público decida cuál le gustaba más, sin ver el envase.
Mientras por un lado el branding de Coca Cola se reafirma en cada apuesta publicitaria por marcarse como elixir de paz y alegría, Pepsi se supo alimentar de la popularidad de Coca Cola para hacer crecer su propia imágen de marca.
Claramente, la segunda marca comprendió que tener un enemigo fuerte es una herramienta para lograr una mayor visibilidad. Pensémoslo del otro modo, ¿Cómo habría sido la historia de Pepsi sin Coca Cola?